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07 abril, 2012

Mi madre

Mi madre está pasando unos días conmigo, tiene 86 años, ... la miro desde mi corazón y veo cuán parecida soy a ella. Todo eso que la critiqué cuando yo era joven, todo lo que no supe apreciar y valorar entonces... ahora la miro y es como si me mirase en un espejo; me reconozco en ella. Me sobrecoge el hacerme consciente de lo que significa la vejez. Todo lo que uno va perdiendo y también todo lo que uno puede ir ganando; perdiendo la flexibilidad del cuerpo físico y de la mente mientras el espíritu crece y se ensancha. Perdiendo memoria del ahora quizá por aferrarse más al presente de lo divino. Mi madre, por ser una persona espìritual, siempre ha tenido una actitud positiva y de agradecimiento ante la vida, y esa misma buena disposición, es la que le va abriendo camino para facilitarle esta etapa, que para muchos es árida e infecunda, y la mantiene con un ánimo siempre alegre y de entusiasmo por la vida. Es el mejor ejemplo que puedo tener, la mejor enseñanza. Me siento agradecida.