El otro día en la meditación sentí que Swami me decía "tienes que desear que venga". Mi maestro está en la India intentando venir a España desde hace un mes pero tiene problemas con el visado. Me di cuenta en ese momento que realmente mis deseos de que él viniese no eran muy fuertes, al menos, me daba cuenta entonces, no tenían la intensidad suficiente para intervenir en el curso de los acontecimientos para acelerar su llegada a España.
Al DESEO tenemos que añadirle energía para darle vida. El deseo, como cualquier sentimiento, puede tener diferentes grados de intensidad y pureza. Pueden ser meras palabras o pensamientos sin más o estar mezclados con miedos, desconfianza, incredulidad o expectativas...
Me acordé de algo que viví haca unos cuantos años y ejemplifica la fuerza de un deseo y su efectividad.
Mientras vivía en Irán, ayudé a muchas jóvenes en sus partos. Ellas eran estudiantes extranjeras, lejos de sus familias y al ser yo mayor y con muchos hijos, buscaban mi apoyo. Una de estas mujeres, canadiense, tenía que parir a principios de agosto y vino a casa a pedirme estuviese presente en su parto. Le dije que lo sentía mucho pero que ya tenía planeado ir a España durante el verano y que hasta finales de agosto no tenía pensado volver.
Insistió y me rogó que adelantase la fecha de vuelta pues ella tenía mucho miedo y me necesitaba. ¿Cómo voy a hacer eso? le dije, yo no soy imprescindible y tu bebé va a nacer muy bien y estoy segura de que todo irá estupendamente aunque yo no esté, dije intentando tranquilizarla.
Pero ella siguió insistiendo y sentenció: "No daré a luz hasta que tu estés de vuelta". Yo reí su ocurrencia y me despedí de ella dándole ánimo.
El caso es que yo me marché de vacaciones y por supuesto no volví a acordarme de ella para nada. Pero mis planes se torcieron y tuve que regresar a Irán una semana antes de lo previsto. Ya aposentada de nuevo en mi casa y dentro de mi rutina diaria, me acordé de esa mujer y pregunté qué tal había ido el parto y para mi sorpresa me informaron de que todavía no había parido.
De un salto me puse en camino a visitarla, pues de pronto me vino su frase a la mente y me di cuenta que lo había dicho muy en serio. Entré en su casa y sólo verme me dijo con alivio "te estaba esperando". La hice vestir y coger lo necesario y nos fuimos sin pérdida de tiempo a una comadrona, a la que yo llevaba las parturientas y que era una excelente profesional.
Efectivamente, en ese mismo momento, le provocó el parto porque ya estaba muy pasada de cuentas y nació una niña preciosa, gracias a Dios, sin ningún problema.
Para mí ese fue un ejemplo claro de cómo un fuerte deseo puede mover los hilos en el mundo de lo Oculto para que se materialise. ¿Qué sabemos nosotros del mundo de lo Oculto?
Al DESEO hay que sumarle CONFIANZA ABSOLUTA de que se dará. Y lanzarlo al Universo sin más. Bailando. Con alegría.
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