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09 noviembre, 2006

Cuando habla la mente y cuando habla el corazón

La mente parlotea, se entretiene en florituras y se recrea en las fantasías. Se dispersa con facilidad y se engaña a sí misma normalmente influenciada por el Ego, de la que es gran amiga. En ocasiones, cae en trampas mortales o se mete en callejones sin salida.

Pero el corazón manda mensajes muy claros. Es preciso y contundente. Avisa. Guía. Clarifica. La Intuición le da sonoridad y fuerza.

La mente nunca actua sola. Sin descanso es envuelta por todas las pasiones que parece le animan y alimentan sin cesar. Juzga, critica, compara, rivaliza, entra en absurdos paranoicos y pierde el control sobre sí misma con facilidad; no sabe estar en calma, en quietud.

Cuando se le pide que actue está tan agotada, tan confusa, que sus razonamientos y las conclusiones que dason normalmente inexactas y están cargadas de emociones y sentimientos negativos y sus juicios son temerarios. La mente sin equilibrio (y no digo desequilibrada sino sin armonía acción-descanso) actúa por impulsos instintivos (impulsivamente).

El corazón vacío de energías negativas o densas, como el odio, venganza, envidia, celos, rencor... está receptivo y preparado para dar respuestas desde la Fuente (la Verdad Inalterable y Absoluta que está depositada en cada uno de nosotros).



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