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09 marzo, 2011

Soy Observadora. Soy la Conciencia.

Los mecanismos de cómo funciona el ser humano son complicados. Sólo cuando logramos vernos desde nuestra conciencia, comenzamos a entenderlos y así comprendernos a nosotros mismos. Y a partir de ahí, podemos hacer un trabajo de des-educar; deshacer hábitos y desbloquear las energías de experiencias vivenciales que han condicionado nuestra primera infancia y, por ello, toda nuestra vida hasta el presente.

Voy a escenificar que me llamo Conciencia y que tengo la capacidad de observar. Observo que la mente está sin desarrollar; actua en todo momento, sin descanso. Juzga, critica, se queja, duda, recela... pero también fantasea y se escapa muy a menudo al mundo de la fantasía. En realidad, su dispersión hace que viva en conflicto permanente y agotada.

A las emociones las veo revolotear como mariposas; tan centradas en sí mismas. A veces llegan a ser tantas, y tan contradictorias, que resultan agobiantes. Sólo algunas son bellas. Otras totalmente caducas, desenfocadas o perjudiciales.

La mente sin desarrollar se dispersa y se mueve entre la duda y los miedos, debilitando así la Fuerza de Voluntad...
Como Conciencia Observadora me siento perpleja. Pero una vez que la Conciencia VE, no hay marcha atrás, ahora solo queda seguir adelante hacia un cambio dimensional.

A través de centrar la energía mental dispersa y enraizarnos en el Presente, expandemos nuestra Conciencia.

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