Las prácticas espirituales no se deberían hacer desde la Mente pues así no aportan ningún beneficio; es otra manera de alimentar el Ego... desde "el Bien".
Pero si desarrollamos la Mente con la disciplina de la meditación, poniéndola al servicio del Alma y del corazón, entonces sí veremos cómo avanzamos en el Camino hacia el encuentro de nuestro Ser Esencial de Luz.
La Mente racional obstaculiza nuestra conexión con las energías cósmicas del Amor Incondicional porque las energías densas de la duda, miedos, incredulidad y desconfianza limitan tremendamente la capacidad de introvisión que tenemos los humanos para trascender este plano físico.
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