No hay dos personas iguales. Sin embargo, cuando se re-unen dos o más personas para comunicarse, sus energías pueden sintonizarse más allá de las palabras y hacer que un entendimiento más profundo las envuelvan.
Cuando se forma un círculo de personas, con la misma intención y pensamiento, se crea una única energía al unificarse todas ellas y por ello, esta energía se multiplica y se vuelve poderosa obteniendo logros que uno solo seguramente no conseguiría.
Y si llevamos este mismo ejemplo más lejos comprenderemos entonces lo que es el FERVOR ESPIRITUAL cuando grandes masas de gente se concentran en actos religiosos, peregrinaciones, siendo muchos de ellos, sitios de poder por la concentración de energía que hay en el lugar.
Es así que, cuando formamos un círculo, la energía se concentra en él, y poco importan las palabras porque en realidad toda información del Saber ya está dentro de nosotros. Pero al ser pronunciadas desde el corazón llevan una vibración más elevada que va unificando y armonizando las energías del grupo.
El maestro/a habla y las energías se van sintonizando en la misma frecuencia. Y una vez conseguida esa frecuencia, se eleva a través de la meditación y visualización guiada.
Ese estado de paz y amor que se alcanza y se vivencia. Esa apertura y expansión de conciencia queda afianzada en nosotros porque toda experiencia vivida nos hace crecer, nos quita solidez, rompe barreras mentales, ensancha nuestra mente y corazón. Todo ello para hacernos conscientes de que somos seres multidimensionales y nos inspire para viajar por nuestro universo interior.
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