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23 mayo, 2011

Hazte amigo/a de una hormiga.

No es fácil de creer pero es cierto. Mientras viví en Irán, en unas circunstancias embrutecedoras, desarrollé -para poder sobrevivir en espíritu- un sexto sentido que me llevó a hacerme amiga de unas hormigas.

Me di cuenta un día que unas hormigas venían cada día a beber y comer a mi cocina pero de forma descontrolada, metiéndose por todos los sitios y alimentos. Siempre me resultaron simpáticas las hormigas, así que con mucho amor, cada día les puse un platito de comida en un rincón de la cocina y, justo donde el grifo goteaba, otro para que tuviesen agua.

Desde entonces, os puedo asegurar, que sólo iban a comer del platito puesto para ellas y no de otro sitio. Y me encantaba verlas, mientras yo fregaba los platos, viniendo en hilera al "abrevadero"para calmar su sed.

Siempre se mostraron respetuosas y agradecidas. Eran discretas e inteligentes. Me comunicaba muy bien con ellas. Podían haber sido cualquier ser vivo, grande o pequeño y de cualquier especie o raza; de igual forma sentí su compañía y entendimiento.

Cuando uno vive situaciones extremas, sea de la índole que sea... experiencias que te llevan al límite de lo que tu mente y tu corazón pueden soportar y entender, uno se agarra a lo que tiene a mano y eso le salva de perderse en la locura o la desesperación. Es como si, de pronto, se descorriesen velos; uno tras otro, que aligeran tremendamente tu mente y eso te permite trascender toda la miseria humana.

Desde la no-mente; observando las hormigas, entrando en su mundo, compenetrándome con ellas como seres vivos, -podría decir que de igual a igual-, experimenté que somos UNO y eso quiere decir llanamente que ni estamos solos, ni separados, ni abandonados, ni perdidos, ni.... y eso da una tranquilidad suprema...

1 comentario:

Sesi dijo...

Hermosa historia de amor y generosidad, cuanto amor hay en nuestro interior y cuanto nos cuesta compartirlo.
Gracias por tus palabras.