Estoy vivo = me doy cuenta

Los seres humanos, somos seres con conciencia, o sea, nos damos cuenta, en mayor o menor medida, de que estamos vivos.

Pero existen Niveles de Conciencia que determinan la calidad e intensidad de estar vivo.

Si la Conciencia es la Esencia del ser humano, ella, desde el lugar que ocupe en el cuerpo físico, cuando dice "yo Soy" no se está refiriendo al cuerpo físico que ocupa. Ni se está refiriendo a la parte que piensa y razona -la Mente. Ni se está refiriendo al Ego.

La Conciencia es Testigo de todas esas partes o cuerpos que la conforman: el cuerpo físico, el cuerpo mental, el cuerpo emocional y el cuerpo espiritual. Ella atestigua que puede ver, sentir, intuir, soñar, amar...

Hoy en día se habla mucho del "despertar de la Conciencia" pero, qué es eso.

Ser consciente significa permanecer abierto, atento, sensible. Supone la trascendencia de lo instintivo para SER desde lo intuitivo. Significa volver al centro de uno mismo, reconociendo todo nuestro potencial y capacidades. Recuperar la alegría y la felicidad como un estado del Ser... nada a perseguir fuera de nosotros.

Vivimos ajenos a quienes somos en realidad. El Ego es el que sueña, el que necesita ser reconocido y amado. La Mente es la que maquina, compara, juzga, critica y se siente frustrada cuando no consigue lo que desea. La Personalidad gasta las energías cuidando la imagen, luchando por aparentar, controlando desde la rigidez su puesta en escena...

Cuando conseguimos aniquilar los miedos y las vanidades. Cuando nos deshacemos de actitudes egoístas y otras muchas más que nos alejan de nuestra Esencia y nos convertimos en testigos de nosotros mismos, entonces el Ser sale a la luz y todo se vuelve más fácil: estoy vivo.

Para elevar el nivel de conciencia se tiene que avanzar en todos los frentes: emocional, intelectual, anímico, corporal, creativo, espiritual, a través de la Voluntad, de la Intención de querer avanzar.

Y de la misma manera que no se puede estar un poco vivo o un poco muerto -aunque muchos así lo parecen- debemos vivir la vida concientemente, sin tibiezas, agradecidos. En ese estado perfecto de aceptación y de no rendir, al mismo tiempo.