Tenemos una vida externa y una vida interna; un dentro y afuera que muchas veces, esa dualidad, crea conflictos e inestabilidad emocional.
La vida interior la protagoniza nuestra Alma; nuestro ser esencial, quien somos, y que seguramente ignoramos o, en el peor de los casos, ni siquiera sabemos que existe.
En la vida exterior se maneja el
personaje que creemos ser. Ese "yo" que ha tomado forma por todo lo circunstancial de la vida terrenal, pero que tampoco es "uno" sino muchos que se han ido sobreponiendo en la medida que los hemos ido creando para poder
sobrevivir...
A partir del momento en que tenemos la oportunidad de descubrir nuestro interior es cuando se abre la posibilidad de que nuestra Alma nos conduzca al encuentro con nosotros mismos... y a partir de ahí comienza la transformación de nuestra propia vida; al descubrir los nuevos aspectos de nuestro ser y el sentido de nuestra vida.
Los personajes los alimenta y mueve la Mente, así que comenzamos el proceso de desprendernos de todos esos personajes y comenzamos a actuar desde nuestro corazón que está conectado con el sexto sentido: el conocimiento intuitivo.
La Mente no descansa y al mismo tiempo está inmovilizada por los miedos y el victimismo. Ir hacia dentro, conectar con el corazón, hacer que la mente pase a un segundo plano a través de la respiración consciente y relajarnos... tomarnos ese tiempo para nosotros mismos e ir al encuentro del Alma...
Saber estar dentro y fuera... vivir en el mundo exterior de manera impecable e ir a nuestro interior a buscar la riqueza y la paz que son eternas...
