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28 diciembre, 2011

Mi falta de miedo o inconsciencia

Mi carta astral,ahora, me ha confirmado y ha puesto nombre a esa parte de mí que siempre me dominó: tengo una naturaleza fuertemente aventurera. Así que,cuando era joven, ni siquiera existía en mí el hecho de que mi mente sopesase o cuestionase o razonase la conveniencia de ir aca o allá. No. Simplemente seguía los impulsos de mis deseos. ¡Y me sentía orgullosa de ser así! Creía, entonces, que era la intuición quien me guiaba... no me daba a mi misma el tiempo y espacio para que pasase por mi mente la idea y procesarla. No. Simplemente pasaba directamente a la acción. Así se puede entender, por ejemplo, cuando estando en Sao Pablo -Brasil- esperando que mi madre me enviase dinero para poder comprar un billete de avión y regresar a España, conocí al padre de la Macrobiótica, el japonés Michio Kushi, que tenía un restaurante y un consultorio en la ciudad y habiendo oído que él tenía también en el campo una comunidad, me surgió de pronto la inspiración de pedirle me permitiese convivir con ellos. Yo era macrobiótica por aquel entonces y estaba viajando con mis dos hijos de 9 y 3 años, además de estar embarazada de 7 meses. Él me dijo que se lo pensaría y que al día siguiente me contestaría. Cuando volví un día después me dijo que había encontrado un sitio mejor para mí; una familia con 6 hijos que vivía al pie del Amazonas. Él era profesor en la universidad de teología y tenía permiso del vaticano para dar misa y evangelizar a los indios de la zona, y me dijo que este hombre venía una vez a la semana a Sao Pablo y que, justo mañana va a venir por aquí, te lo presento y quedais de acuerdo si te parece bien... Nuevamente, al día siguiente fui para allá y conocí al señor que me habló del trabajo de alfabetización de los indígenas de la zona y blablabla, todo precioso para mis oídos románticos, idealistas y fantásticos... ¡Estaba tan emocionada! que le dije que sí sin pensarlo y esa misma noche partíamos para la selva. Ya el comienzo de esta nueva historia era para echarse para atrás: vino a buscarnos (a mi, mis dos hijos y mi barriga de embarazada) en un volkswagen-cucaracha -de aquellos antiguos tan graciosos, en el que sólo estaba su asiento. Nosotros nos sentamos sobre la maleta que yo llevaba, hundidos en ella, con las rodillas casi tocándonos la barbilla. Una vez salimos de la carretera principal y entramos en caminos sin asfaltar y sin señalización, a mi me dio la impresión que su forma de conducción se hizo más salvaje. Yo le observaba los ojos reflejados en el espejo retrovisor y, quizás por primera vez, sentí desconfianza y miedo: su expresión había cambiado a terrorífica. No intercambiamos palabras en todo el camino que se me hizo eterno. También mis hijos me preguntaban susurrando que cuándo llegaríamos...a dónde ibamos... yo no podía responderles y tranquilizarles pues con tanto traqueteo y saltos que daba el coche, tenía contracciones y tenía que hacer la respiración de jadear por la boca para relajarme, muy suavesito, para que el hombre no me escuchase. No me quiero alargar más. Lo resumiré diciendo que llegamos de madrugada, nos recibió su señora que estaba dando de mamar a su bebé... en fin, fue toda una experiencia, tan impresionante e intensa, que... las tres semanas que pasamos allí, puedo aseguraros sin exagerar, que para mí fue como toda una vida. Viví una vida dentro de otra... y me fui de allí porque cuando comencé a conocer a los inditos del lugar sentí tanta vergüenza... de creerme que yo (y todos los hombres blancos encopetados) podía enseñarles algo -ellos que tenían un corazón tan puro e inocente- ... Volvimos a España muy poquito después, cuando ya estaba con ocho meses de embarazo. Esta experiencia tan intensa me templó por un tiempo pero mi espíritu aventurero continuó ... menos mal que mis hijos me aceptaban con paciencia y amor...

24 diciembre, 2011

una experiencia religiosa...

No me educaron en ninguna religión cristiana ni tan siquiera dentro de ninguna creencia espiritual pues mis padres tenían diferentes ideas al respecto y decidieron no influir en nosotros. Todo tiene su lado positivo y negativo. El positivo sería que ese campo quedó en blanco y no hubo influencia alguna para luego escuchar con más claridad al corazón. El negativo fue que ya desde niña yo he sido muy espiritual y ese vacío me hacía sentir mal y confundida sin saber porqué. Lo digo y aclaro porque esta mañana haciendo mi meditación me ha venido sorpresivamente una imagen de Jesucristo en la cruz, todavía vivo. He sentido los clavos en sus manos y pies. De su sufrimiento como ser humano y al mismo tiempo de su poder y fuerza para aceptar su misión. He sentido la corona de espinas que se clavan en su frente. Siento su dolor por el ser humano y su conexión con el Padre. Luego viene la lanza en el costado. El vinagre en sus labios. Comprendo su redención. Su Amor Incondicional. Su ascensión. Y, de pronto, le amo. Siento la grandeza de su espíritu. Nunca antes había prestado demasiada atención a su historia. Nunca me había llegado su mensaje hasta hoy.

20 diciembre, 2011

Me ausenté de mi vida varios años. Tenía una situación tan insostenible y angustiosa que deserté. Me marché desde la ceguera que da la desesperanza. Dejando atrás mis pertenencias más queridas pero también una imagen que era pesada y difícil de llevar. Reconozco que fue una huída y que siempre es la cobardía quien te ordena correr -desaparecer- en cualquier dirección. Mi mente, entonces, estaba expuesta en su fragilidad a ser invadida por pensamientos y sentimientos fantasmas, ajenos a mi misma y que me incapacitaban a pensar y a ser. Así que deserté de mi misma. Y fui testigo pasivo; desde una apatía feroz -loca contradicción- mi alma se asomaba a observar la devastación que estaba creando en mí. El ego agonizaba...

15 diciembre, 2011

Se termina el año... recapitulemos

Se quiera o no, estas fechas cercanas a fin de año, te empujan a rememorar y hacer balance de cómo ha transcurrido el año y el aprendizaje que sacamos de todo ello. Hacerlo así sería lo correcto y la forma positiva de seguir adelante, con nuevos ímpetus y entusiasmo. Al fin de cuentas, tomar conciencia de las pequeñas cosas ¡cuántas! han pasado, -aunque aparentemente no haya pasado gran cosa- y que el sentimiento primero que sentimos sea de frialdad ante nuestra propia vida, por no valorarla lo suficiente -por no valorarnos lo suficiente-... Sin embargo, el sólo hecho de constatar que hemos pasado el año con buena salud ya es algo importante de lo que tenemos que sentirnos agradecidos... y si hubiese poca salud; hacernos responsables de ella; mejorándola desde la aceptación. Vamos a recapitular cómo ha sido este año que termina, valorándolo y valorándonos. Evaluando nuestro esfuerzo, nuestras intenciones, no desde la autoexigencia, la queja o de forma crítica sino desde el Amor hacia nosotros mismos y con agradecimiento hacia las Fuerzas Superiores del Universo (Dios), hacia nuestros ángeles guardianes que nos protegen y guían... y pidamos para que el año nuevo entrante, nuestra Conciencia se expanda y contribuya en la Paz y el Amor Universal para todos y cada uno de los seres vivos.

14 diciembre, 2011

Mi apatía

Cuando yo era pequeñita mi madre, me imagino que en un día de inspiración, escribió una pequeña nota sobre mí que luego, ya de mayor, le pedí me la regalase y dice así: "Tú eres volcán. Tú eres elevación. C ristina ternura. R isa contagiosa, cascabel mìo. I nmensa, apática. S í, esa eres tú." Lo de apática -recuerdo yo- era porque siempre el mundo me pareció un lugar muy extraño que me producía confusión. Desde la altura de mi corta edad -ya a partir de los cinco años- era una observadora silenciosa... y a los adultos de mi alrededor, que eran mis familiares, los miraba desde esa parte remota donde se encontraba mi ser. Recuerdo, por ejemplo, el día de Nochebuena cuando yo tenía 4 años, y os aseguro que lo recuerdo perfectamente: Estabamos en casa de mis abuelos y a mis hermanos mayores y a mí nos dijeron que Papa Noel iba a entrar por la puerta en pocos minutos. Como podéis imaginar estábamos muy nerviosos y emocionados. Cuando entró, con su gran panza y su traje rojo, la barba blanca y demás, nos saludó y toda la familia reía con mucho alboroto... de pronto me fijé en sus manos e identifiqué llevaba el anillo de mi tío Pedro... comencé a gritar ¡¡¡¡mentira, es mentira!!!! sin parar y de tal forma que lo hicieron salir de la habitación y se terminó la fiesta. Mi apatía, siempre ha estado ligada a la frustración e impotencia por tener que aguantar la hipocrecía, el engaño y muchas cosas más... direis que no era para tanto, que vaya exageración. Sí, es verdad, siempre he tenido que aguantar la etiqueta de "rara", "loca"... Bueno, yo diría que era muy delicada y sensible con la cuestión de los valores humanos aunque por mucho tiempo no supe expresarlo y defenderme. De todas formas, ahora lo vivo desde una perspectiva más amplia que me permite ser más tolerante y flexible con los demás. Pero, volviendo al tema de la apatía pienso que, muchos niños y jóvenes, viven desde la apatía aparente como una forma de protección al exterior; ese mundo ruidoso, superfluo, vanal y cruel que los niños muy sensibles observamos con sorpresa y temor.

02 diciembre, 2011

De adentro a fuera

comprar se ha convertido en la forma de proporcionarnos a nosotros mismos "momentos de felicidad" que, en realidad, se diluyen en el aire muy pronto. Es bien conocida la reacción de salir de compras cuando uno está bajo de ánimo o deprimido... El caso es que, si no entramos dentro de nosotros mismos para VER qué hay ahí, qué necesitamos interiormente, en qué parte de nosotros se ha creado el vacío. Y dónde y en qué estado se haya nuestro "yo" y nuestro ser esencial... si no paramos nuestra vida exterior por unos momentos para ir al encuentro de nosotros mismos... seguiremos buscando exteriormente eso que creemos es la felicidad y que, tan a menudo, necesitamos suplir por otra cosa nueva o nos decimos que ya "en el futuro" la conseguiremos. Pero todo eso ya se está derrumbando por el propio peso de su incongruencia y falsedad... el dios dinero pierde brillo y se va al traste... y ahora qué. Se derrumbó la felicidad. Nos decimos amargamente que la felicidad no existe; ya no tenemos poder adquisitivo. No me puedo comprar la casa, no puedo comprarme un coche mejor. No puedo irme de vacaciones al caribe. Soy un desgraciado, qué va a ser de mi????? Siento muchísimo que la gente esté perdiendo sus empleos y sus casas, sinceramente. Pero esta crisis individual y colectiva no es sólamente económica. Tampoco está pasando por casualidad. El ser humano en general, y hablo de las sociedades desarrolladas, en sus excesos,l soberbia, ignorancia y egoísmo han creado tal desigualdades en el mundo y están gobernando el planeta tan inhumanamente que resulta inevitable tengamos que pararnos y reconstruirnos en todos los aspectos: de dentro a fuera y de fuera hacia adentro. En primer lugar tomando Conciencia de quiénes somos. Y en segundo lugar, aprendiendo a construir un estado de felicidad estable y permanente basado en la alimentación del espíritu y comunión con el Espíritu Universal. Es entonces cuando nos sentiremos interiormente completos, plenos. La felicidad nace dentro de nosotros cuando actuamos de acuerdo a nuestro corazón.