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26 diciembre, 2007

Reaccionar con el AUTOMÁTICO

Las emociones son ENERGIA VIBRATORIA que fluye por el organismo. Cuando experimentamos una emoción excesiva y nuestro sistema bio-energético no puede sostener tal cantidad de energía emocional, se produce un bloqueo de energía que se siente en el cuerpo como ansiedad, dolor, asfixia, angustia, etc. De modo que la mente no puede funcionar correctamente, el cerebro se bloquea y se estresa ante tal cantidad de energía distorsionada y crea todo tipo de síntomas erráticos, como fobias y miedos, como forma de autoprotección.

EL INÚTIL HÁBITO DE REACCIONAR.
La memoria de todas las reacciones que ha producido nuestra mente se encuentra acumulada en el cuerpo y esta acumulación va generando reacciones cada vez más marcadas y AUTOMÁTICAS, ya que nuestra mente aprovecha el cúmulo de experiencias pasadas para evaluar y catalogar cualquier fenómeno nuevo.
Reaccionamos de manera automática y condicionados por nuestras reacciones pasadas. Es un círculo vicioso que hay que romper.
Debemos aprender a detener la reacción para poder alcanzar la liberación del sufrimiento. Para ello debemos desarrollar la capacidad de observar las cosas con distancia emocional. Prestando atención a la respiración consciente y enfocándonos en las sensaciones de todo el cuerpo, como observadores. (Yo no soy el cuerpo, tengo un cuerpo).
Vamos a aprender a observar las sensaciones de nuestro cuerpo sin reaccionar. Vamos hacer que nuestra mente se reprograme a sí misma actuando con plena Conciencia en lugar de reaccionar AUTOMÁTICAMENTE.


LA REALIDAD APARENTE DEL SUFRIMIENTO.
A medida que vamos adquiriendo la capacidad de observar cualquier sensación de nuestro cuerpo sin reaccionar ante ella, la mente empieza automáticamente a penetrar más allá de la realidad aparente del dolor. Adquiriendo la conciencia de que todo tiene un proceso de duración, pasado el cual nace algo nuevo. De ahí surge el entendimiento de la inutilidad del apego y se alcanza la liberación del sufrimiento.
Observando objetiva y desapasionadamente cualquier sensación de dolor en nuestro cuerpo emocional, sin que provoquemos una reacción al mismo, no crearemos sufrimiento y el dolor que se causase desaparecerá por sí solo.


ACTUAR DESDE LA CONCIENCIA EN LUGAR DE REACCIONAR.
Todo el esfuerzo se basa en aprender a no reaccionar. Si hay conciencia en ese momento efímero y se detiene la reacción, uno se limita a observar la sensación, ésta no se intensifica convirtiéndose en una emoción intensa que termina por dominar a la mente consciente, sino que simplemente desaparece.
Aunque al principio esta conciencia se logra sólo por unos instantes, esos momentos son muy poderosos porque ponen en marcha un proceso inverso; el de la PURIFICACIÓN. Y así, poco a poco, con la práctica, seremos capaces de erradicar el viejo hábito de reaccionar y la mente permanecerá siempre en paz.

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