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18 octubre, 2011

En nuestro proceso de avanzar como humanos hacia nuestra conversión como seres de luz, generalmente pasamos por diferentes etapas: Entramos en crisis con nosotros mismos hasta caer en un profundo pozo que nos obliga a pedir ayuda. Nos sentimos en la oscuridad más absoluta. Experimentamos el despertar de nuestra Conciencia; dejamos de sentirnos el centro del mundo, con nuestras exigencias egoístas y comenzamos a fijarnos en los demás con nuevos sentimientos de simpatía y afecto. Nos damos cuenta que nada es casualidad y comienzan a llegarnos señales y oportunidades para nuestro avance. Tomamos Conciencia poco a poco de nuestro yo, ego, mente, emociones, pensamientos como partes de nosotros que están cargadas de energías traumáticas y negativas... y los observamos poniendo distancia entre nuestro ser esencial y todos ellos... "No soy mi mente. Tengo una mente... Yo Soy algo más que mi cuerpo físico..." Nos ponemos con coraje en la reconstrucción de nuestro yo. Y nos ponemos en marcha para ir al encuentro de nuestro Ser esencial. Nos ocupamos de nosotros mismos con responsabilidad y amor. Comienza a nacer en nosotros la compasión; no juzgamos a los demás ni a nosotros mismos... La compasión nos envuelve y diluye instantaneamente cualquier falta u error, tan poderosa es su energía. Nos renueva instantaneamente... Entonces, ya actuamos y fluimos de forma estable en la armonía, sintonizados con las energías universales del Amor Incondicional. Desde la confianza absoluta. Conectados nuestro corazón y mente superior a la Conciencia Suprema.

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