
Mientras la mente sea la señorona que domina nuestros sentimientos y emociones. Y sea, sólo ella, desde su trono de poderío, la que planee y dirija nuestras vidas, sólo viviremos desde la frustración y la rabia.
Es absolutamente necesario liberarse de la rabia y los miedos y ésto sólo sucede cuando derrocamos a la mente y la ponemos en su sitio, sin más poder ni atribuciones que los que le corresponden; que es pensar cuando necesitamos pensar y estar callada y quieta cuando deseamos descansar y disfrutar del silencio interior.
Alcanzar la liberación de la mente significa el despertar de la falsa percepción de mí mismo como algo separado del Todo.
La mente debe estar a nuestro servicio y no al revés. Estar libre de la mente es estar libre de los miedos.
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