Páginas

03 mayo, 2006

A más cómo menos porqué

Cuando nos sucede un contratiempo o desgracia, inconscientemente nos asalta una pregunta "¡¿por qué me tiene que suceder esto a mí?!"

La resonancia de esta pregunta desesperada lanzada al aire, nos sacude por dentro, todo el tiempo en el que no aparece la respuesta. Pero no hay respuesta, por muy machaconamente que continuemos formulándola. Es más, este interrogante, así planteado, nos desenfoca y aleja de la verdadera cuestión.

"¿Por qué a mí?" no es el asunto a resolver. Esa demanda, de querer saber, más bien está alimentando una actitud victimista. La pregunta a nosotros mismos sería "¿cómo puedo solucionar este problema?"

"¿Por qué siempre me tienen que pasar estas cosas?" es otra frase que se utiliza mucho como lanzadera de humo. En su lugar, es más efectiva: "¿cómo hacer para que no me vuelva a ocurrir...?"

El por qué nos lleva a un callejón sin salida. Nos fija en la autocompasión.

Lo mejor, ante una situación de choque, que nos supera, es prepararnos una taza de té. Sentarnos en nuestro sitio preferido, centrarnos respirando profundamente y preguntar desde el corazón: "¿Cómo voy a solucionar esto?"...
Después nos tomamos el té con la confianza de que la respuesta aparecerá... porque en nuestro interior están todas las respuestas.
La cuestión es que normalmente no formulamos las preguntas correctamente: Desde el corazón y "cómo".

No hay comentarios: