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14 mayo, 2006

¿Qué quieres ser de mayor?

El ser humano tiene unas facultades que van más allá de lo personal. Se trata de tres niveles de Energía Superior que envuelven las "Verdades Universales" que, como una fuente, está en nuestro interior. Pero pocos son los que saben de su existencia, de esa capacidad nuestra intrínseca.

No se trata de la cantidad de energía que se moviliza en mí sino de la profundidad con que vivo las experiencias y esto viene dado por el NIVEL en el que me muevo: Nivel de Conciencia, Nivel Afectivo y Nivel Mental que he ido desarrollando y podrá alcanzar una dimensión Superior y Espiritual inimaginable.

Descubrir nuestra auténtica Naturaleza y la Fuente, es de una gran ayuda en este viaje. Lamentablemente no es asignatura obligatoria, ni mucho menos para los niños pequeños, el que les ayudemos a pensar sobre el sentido de la vida.
Que la pregunta clásica de "¿qué quieres ser de mayor?" no vaya sola sino con una base sólida espiritual, reforzándoles con palabras sobre el sentido de la vida, que va mucho más allá de querer ser ingeniero o médico como papá.

Porque el sentido de la vida consiste en desarrollar las capacidades que están en nuestro interior, consolidarlas y expandirlas. Consiste en movilizar todo lo que está dentro nuestro y eso incluye nuestra parte espiritual y divina.

Y esa añoranza por el aroma de lo divino, que algunos sienten sin saber qué es ni a qué atribuirla, al menos que puedan darle salida a esa aspiración, a esa inquietud y necesidad por lo elevado, con firmeza y conscientes de sí mismos.

En muchos casos existen unas demandas de orden superior que no se desarrollan ni atienden. Se aspira a una paz superior, una felicidad superior, pero viviendo desde lo elemental o superficial. De ahí nacen los conflictos con uno mismo... las frustraciones.

Todo gira alrededor de la idea que uno tiene de sí mismo ¿no es verdad? Y las ideas, ami@s, delimitan. Esto quiere decir que, si yo tengo una valoración pequeña de mi misma, circulará poca energía en mí y me hará débil.

Por eso, tengo que movilizar mi mente y mi espíritu, tomar conciencia de mí, darle un sentido a mi vida y ponerme en acción. A partir de ahí, comienza un camino ascendente y, de tener una personalidad individual de niveles egocéntricos, paso a profundizar en las experiencias vividas y es la fuerza del Amor, la Energía Primordial Incondicional, la que me hará fluir por los caminos de mi auténtica naturaleza.

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