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16 abril, 2006

Voy a ser sincera: no siempre me resulta fácil ser quien soy.
Decirlo, me alivia...
No voy a caer en la trampa de hacer de mí misma una imagen perfecta y que, el mantenerla, me estrese, me llene de ansiedad y me angustie la idea de no alcanzar mis expectativas sobre mí misma. ¡Qué despropósito!
No.
Prefiero, sinceramente, abriros mi corazón y que veais mi llanto en los días de melancolía y soledad, y mi risa, en los días y momentos de alegrías. Sencillamente eso.
Antes tenía muchos miedos disfrazados. Ahora también tengo miedos pero los tengo localizados, sé sus nombres y convivo con ellos sin que me molesten demasiado.
¿Voy a engañarme a mí misma diciendo que no existen?
Si somos energía y si cada sentimiento es una energía (una frecuencia de vibración) única e identificable, lo que procuro hacer es que fluya, sin más.
Todo pasa. Nosotros fijamos las situaciones y los sentimientos. Todo en el Universo está en movimiento. Nosotros nos estancamos. Si no sé una cosa digo "no sé" y no me preocupo. Cuando aparece un problema le doy una solución y paso a otra cosa. Esto es fluir.


La mente tiene una puerta que lleva a unas escaleras.
Las escaleras nos llevan a nuestro subconsciente donde están atrapados nuestros miedos y nuestros deseos más profundos. Sólo hay que descubrir la puerta y bajar.
El miedo no nos deja ver la puerta y la mente nos paraliza para que no bajemos.
Pero te aseguro que una vez has vencido el miedo te ríes de tí y de tus sombras...

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