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05 junio, 2006

Diksha - La Energía de la Gracia Divina


Experiencias y vivencias en la Diksha del 3 y 4 junio ’06 con Yöel y Alaya.

En mi primer encuentro con el Taller de Diksha hace unos meses yo tenía bastantes miedos y dudas. Ya sólo el hecho de tener que taparme los ojos, tal como me habían informado, me producía malestar y angustia. Pero una vez allí, me di cuenta de que era capaz de superar esa prueba; los miedos se habían quedado fuera.

A esta segunda Diksha he ido abierta y con alegría por experimentar nuevamente la energía superior de la Gracia Divina.

Los diferentes ejercicios nos fueron posicionando para que “el Observador” –nuestra Conciencia- fuese la protagonista. Y era una gozada ser testigo de que era así como ocurría: fui tomando conciencia de las resistencias, la rigidez, los miedos, la falta de espontaneidad, etc. que la mente ha ido construyendo a lo largo de mi vida. Y ha sido en ese VER, y a partir de ahí, cuando se hace posible un trabajo de TRANSFORMACIÓN, de abandono, de RENDICIÓN.

Si todas esas vivencias sólo las hubiese experimentado desde el “yo” me hubiese asustado. El miedo, con toda seguridad, me hubiese paralizado y no hubiese podido llegar hasta el final. Pero yo estaba vivenciándolo desde el Observador (la Conciencia) y, aunque parezca que me repita siento debo reafirmarlo: La Conciencia sólo observa y lo hace desde la pureza del que sólo observa, sin implicarse.

La mente no tenía espacio ahí. En el ejercicio de respiración para activar la energía Kundalini, me vi envuelta todo el cuerpo en una energía de alto voltaje. Primero comenzó con temblores, después los brazos se me pusieron rígidos y me sentía conectada a una red eléctrica. Mi cuerpo físico se movía independientemente, como si el cerebro se hubiese declarado en huelga o se hubiese ido de vacaciones; no había control. Para “regular” de alguna manera toda esa carga energética (como si de una olla a presión se tratase) mi corazón lanzaba afuera pequeñas explosiones que salían por mi boca y podrían haber parecido quejidos... Yo me oía y me sentía, pero por dentro yo estaba muy tranquila desde mi posición de Observador. Sabía que después de toda esa agitación, de esa explosión de energía, vendría la calma. Y me abandoné.

Al rato sentí iban acercándose Yöel/Alaya, no sé cual de los dos posó sus manos en mi cabeza y a partir de ahí comenzó a ceder la energía kundalini y alcancé un estado de Plenitud. Sentía la liviandad de mi cuerpo y eso me producía un placer indescriptible. Ese vacío de mi centro sensorial fue llenado de Paz y Amor.

Sencillamente fue así. Hubiese podido compararlo como un “orgasmo cósmico” y tampoco hubiese sido desacertado y quizás esa definición tenga un lenguaje más actual. Es lo mismo.

Escribió el Sheij Al-Alawi: “Los velos que nos impiden ver son nuestros propios sentidos: nuestros ojos son los velos de la Verdadera Visión, nuestros oídos son los velos de la Verdadera Audición...”

Esta experiencia sumada a todas las demás del Taller me han ayudado definitivamente a dar un paso adelante substancial. Ha supuesto no sólo fortalecer convicciones, ya que algunos estados que intuía o aspiraba alcanzar, me han sido dados o mostrados, sino que además ahora tengo la ayuda inmensa de la energía de la Gracia Divina, que sé está en mí.

Para unos pocos puede que la iluminación les sea dada en un instante. Agraciados ellos. Pero a los demás, nos toca trabajar con disciplina y voluntad, para primero vencer toda resistencia que nuestro yo inferior pone por delante tenazmente y poder así despertar la Conciencia. Todo ello como primeros pasos en el camino espiritual que no tiene fin.

Desde la primera Diksha recibida hace unos meses ya percibía cómo la energía de la Gracia Divina iba “modelando” mi interior; vaciándome. Y lo identificaba así porque, para mi sorpresa, desde mi Observador/Conciencia me veía más desapegada de las situaciones y problemas; no implicándome emocionalmente, no afectándome como antes o cada vez menos.

Como dicen el pensamiento sufi: “Retira los juncos de la estera y ésta no conservará ni nombre ni forma”.

Vivir desde esa CALMA en el corazón es de agradecer porque no hay desgaste de energía. Sentir la conexión con nuestra parte divina –nuestro cuerpo espiritual- hace que esté presente la Eternidad en nuestra vida cotidiana y, eso le da otra perspectiva a la vida. Amplía nuestro horizonte.

Y lo bueno de todo esto es saber que no hay vuelta atrás; estas experiencias marcan, se imprimen en el corazón. El despertar de la Conciencia es como un candil que nos es dado para iluminarnos en la oscuridad que hasta entonces vivíamos. Y, a partir de ahí, es cuando comenzamos a VER los regalos y presentes que se nos brindan. Empezamos a percibir e intuir todo nuestro potencial y capacidades.

La transmisión de Energías Superiores actúan también para sintonizar nuestra energía vital con la Energía Universal del Amor Incondicional, como hace el Reiki. Son fuerzas lumínicas que nos hacen reaccionar a nuestra verdadera condición de seres de luz y amor, eternos.

La humanidad vive unos momentos en que ya nadie puede decir “yo no sabía”, “a mi nadie me informó”, “no tuve ayuda”. Ahora ya sólo depende de nosotros mismos: de nuestra actitud de querer abrirnos para recibir la ayuda de seres de Luz que, como un ejército salvador, están aquí para auxiliarnos.

Paz y Amor a todos.

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