Las primeras enseñanzas de la madre se maman y las siguientes las siembra; y es cuando los hijos salen de la adolescencia cuando comienzan ellas a ver que "prendieron" y el trabajo no fue en vano.
Si no es la madre, la que cubra ese papel, será la abuela o una tía... siempre la energía de una mujer sabia y maternal, como refugio tierno y fertil.
Las madres nos ocupamos del campo de la vida. Por eso hay tantas mujeres hoy en día, en su afán desmedido por la "libertad", que no les atrae la maternidad o la atrasan hasta haber cumplico otros objetivos, y es que ser madre, como las labores del campo, requiere sacrificio, entrega y mucho amor por la tierra. La tierra a cambio, agradecida, te entrega calladamente su sabiduría y sus valores.

Las madres, pacientemente, hacemos una labor que no es reconocida muchas veces porque los frutos se recogen a largo plazo; mucho después de la adolescencia, cuando los hijos son ellos mismos, padres y madres.
La figura de la madre está presente cuando se la necesita; en los momentos buenos y malos, y ama a los hijos, por encima de su propio egoísmo humano, de manera incondicional.
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