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14 junio, 2006

Nuestro espíritu

El "yo" tiene una función y no es precisamente la de gobernar. El "yo" es (debería ser) un centro de coordinación.

Somos la suma de nuestras experiencias, y toda experiencia nos enriquecerá en mayor o menor medida o haremos una lectura de ella según el grado de conciencia que tengamos de nosotros mismos. ¿Cómo me siento en proporción a los demás? ¿Igual? ¿me siento menos que los demás?

Nuestra personalidad es un sistema de energías y éstas se manifiestan en forma de energía vital, mental, afectiva, intuitiva... La energía es lo que nos da conciencia de realidad, de seguridad.

"El problema de las energías conlleva el de las actitudes", afirma el Dr. Blay en su libro "Personalidad y niveles superiores de conciencia". Dice: "Cuando yo me siento débil, tiendo a eludir las situaciones, tiendo a protegerme. Esta protección adopta dos actitudes: huyendo o encerrándome dentro de mí mismo (que es otro modo de huir). Depende de la energía que la persona ha actualizado en nombre propio el que se viva a la defensiva o que se viva en un estado de apertura serena, tranquila. Nadie puede abrirse si tiene miedo, si se siente amenazado. Existe un instinto básico de autodefensa cuando uno es débil."




"El aliento de la vida es el espíritu" dice Chopra.

Hagamos el pino en la orilla del mar si eso es lo que le apetece hacer a nuestro espíritu, aunque el yo refunfuñe, se queje y de razones para no hacerlo...

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