Al DESEO tenemos que añadirle energía para darle vida. El deseo, como cualquier sentimiento, puede tener diferentes grados de intensidad y pureza. Pueden ser meras palabras o pensamientos sin más o estar mezclados con miedos, desconfianza, incredulidad o expectativas...
Me acordé de algo que viví haca unos cuantos años y ejemplifica la fuerza de un deseo y su efectividad.
Mientras vivía en Irán, ayudé a muchas jóvenes en sus partos. Ellas eran estudiantes extranjeras, lejos de sus familias y al ser yo mayor y con muchos hijos, buscaban mi apoyo. Una de estas mujeres, canadiense, tenía que parir a principios de agosto y vino a casa a pedirme estuviese presente en su parto. Le dije que lo sentía mucho pero que ya tenía planeado ir a España durante el verano y que hasta finales de agosto no tenía pensado volver.
Insistió y me rogó que adelantase la fecha de vuelta pues ella tenía mucho miedo y me necesitaba. ¿Cómo voy a hacer eso? le dije, yo no soy imprescindible y tu bebé va a nacer muy bien y estoy segura de que todo irá estupendamente aunque yo no esté, dije intentando tranquilizarla.
Pero ella siguió insistiendo y sentenció: "No daré a luz hasta que tu estés de vuelta". Yo reí su ocurrencia y me despedí de ella dándole ánimo.
El caso es que yo me marché de vacaciones y por supuesto no volví a acordarme de ella para nada. Pero mis planes se torcieron y tuve que regresar a Irán una semana antes de lo previsto. Ya aposentada de nuevo en mi casa y dentro de mi rutina diaria, me acordé de esa mujer y pregunté qué tal había ido el parto y para mi sorpresa me informaron de que todavía no había parido.
De un salto me puse en camino a visitarla, pues de pronto me vino su frase a la mente y me di cuenta que lo había dicho muy en serio. Entré en su casa y sólo verme me dijo con alivio "te estaba esperando". La hice vestir y coger lo necesario y nos fuimos sin pérdida de tiempo a una comadrona, a la que yo llevaba las parturientas y que era una excelente profesional.
Efectivamente, en ese mismo momento, le provocó el parto porque ya estaba muy pasada de cuentas y nació una niña preciosa, gracias a Dios, sin ningún problema.

Al DESEO hay que sumarle CONFIANZA ABSOLUTA de que se dará. Y lanzarlo al Universo sin más. Bailando. Con alegría.